miércoles, febrero 24, 2016

INCONCLUSO

Será, tal vez, que la historia de los grandes encuentros está marcada, sobre todo, por los desencuentros... Pequeños y grandes desencuentros, caminos que divergen y se alejan a la distancia. Muros que surgen de pronto y nos separan.
            A veces muros, a veces simples vallas, otras sólo líneas en el suelo.
            Barreras, grandes o pequeñas. Distancias, de simples cientos o miles de kilómetros o, las que importan, de silencios... Desencuentros.

Caminamos y vamos encontrándonos.
            A veces nos buscamos sin encontrarnos... Otras, las mejores, sólo nos encontramos inesperados en la verada y seguimos andando... Juntos, lado a lado, que es la mejor manera de seguir andando.
            Pero caminamos y, a veces, vamos desencontrándonos.
            No por decisión de uno u otro. No por deseo de ninguno... Sólo caminos que divergen; muros que surgen de pronto... Sólo la vida y el caminarla.
            Y seguimos andando... Y a veces, las mejores veces, nos volvemos a encontrar... A veces, las mejores veces, seguimos caminando justamente para volvernos a encontrar.

Y será que así encontramos el sentido de todo esto.
            Porque ningún encuentro y ningún desencuentro son el final de nada; el camino no concluye ahí donde sin buscarnos nos encontramos, ni acaba en el punto de la divergencia o en la barrera que de pronto se alzó.
            El camino sigue... Y, si no sigue, no importa, porque, como dijo el poeta, podemos hacer camino al andar.
            Y caminando, los caminos convergen y volvemos a encontrarnos... A veces, las mejores veces, seguimos caminando justamente para volver a encontrarnos y seguir caminando... Juntos, lado a lado, que es la mejor manera de seguir andando.


Mario Stalin Rodríguez

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