miércoles, febrero 26, 2014

Indignos e Indignados (los otros indignados)

VENEZUELA
la indignación de los indignos

Al buscar información sobre los sucesos recientes en el país latinoamericano, resulta cuando menos curioso ver como colectivos autodenominados “progresistas” y hasta “rebeldes”, reproducen prácticamente de manera literal las notas y argumentos que, contra el gobierno de Nicolas Maduro, aparecen en medios tradicionalmente asociados a la derecha internacional como Fox News.
            No tan curiosos, sino preocupante, resulta que, al señalarles estas coincidencias, estos grupos se escuden en consignas trilladas y claramente estúpidas, como “no somos de izquierdas ni de derechas, somos de abajo y estamos contra los de arriba”...
            Preocupante no sólo por la apropiación y desvirtualización que se hace de una consigna (“Somos los de Abajo y vamos por los de Arriba”), asociada a los movimientos sociales de nuevo tipo, como el 15M español, los #YoSoy132 de México o el Ocupy Wall Street en USA, para defender la difusión de ideas afines a aquellos a quienes estos movimientos se han opuestos.
            Es preocupante, sobre todo, porque demuestra o bien un desconocimiento muy grande no sólo de la situación actual en Venezuela, sino de la historia toda de América Latina y la larga sucesión de alzamientos de derechas contra gobiernos populares, que culminaron en la implantación de regímenes militares y/o títeres de los intereses estadounidenses en la región... Eso o una clara y descarada intención de engañar.

Y de historia se trata buena parte de todo esto.
            Estar “contra el gobierno, cualquier gobierno” sin importar su filiación, guardando las debidas proporciones, no sólo justifica atacar a Maduro; también podría haberse usado para apoyar el levantamiento de militares chilenos contra Salvador Allende en 1973 o el derrocamiento “legal” del hondureño Manuel Zelaya en 2009.
            Guardando las debidas proporciones, queda escrito, los dos ejemplos mencionados presentan una enorme lista de paralelismo con la situación actual de Venezuela. En un número tal que hablan más de la orquestación de un guión predefinido, que de una serie de coincidencias.
            En 2009, la prensa opositora de Honduras pretendió presentar a Zelaya como venezolano en sus primeros intentos de desacreditación, incluso interpusieron una demanda legal contra éste, por “falsificación de documentos de nacionalidad”. Sobra decir, la acusación fue desestimada desde la primer instancia por ser claramente falsa, a pesar de la declarada tendencia derechista de los ministros judiciales.
            En 2013, desde que asumiera la presidencia interina tras la muerte de Hugo Chávez, la derecha venezolana intentó presentar a Nicolas Maduro como colombiano, acusaciones que repitieron durante la campaña electoral de aquel año (en la que el chavista resultará ganador por abrumadora mayoría) y en las que fundaron una de sus muchas demandas de nulidad electoral, al igual que todas éstas; desechada por ridícula y falta de pruebas.
            En Chile de 1973, los dueños de los grandes comercios acapararon y almacenaron productos de primera necesidad como leche, azúcar, harina, huevo y otros consumibles, a fin de dar la falsa impresión de una “escasez” alimenticia provocada por las políticas económicas de Salvador Allende... Tal cual ocurre idénticamente, en la Venezuela de estos días.
            También se ha pretendido presentar las protestas “estudiantiles” de Tachira, Mérida y otros departamentos venezolanos, como análogas a las vividas en Chile en años recientes contra el gobierno del derechista Piñeira. Olvidándose que el segundo caso, las protestas fueron generalizadas a lo largo de todo su territorio y se enarbolaban demandas tan concretas como la instauración de una verdadera educación pública, gratuita y universal.
            No ocurre lo mismo en Venezuela, donde los “estudiantes” opositores se restringen a la capital y unas cuantas provincias y son, todos ellos, de instituciones ligadas a la derecha o al clero católico. Si su filiación política genera dudas sobre la legitimidad de sus protestas, muchas más dejan los “motivos” que enarbolan para éstas.
            Desde un principio se ha demandado la renuncia de Maduro a causa de su “incapacidad” para combatir la “escasez” arriba descrita y la fuerte “inseguridad” que se vive en el país, en el segundo caso, se enarbolaba el caso del intento de abuso sexual en contra de una estudiante de Tachira (cuyos responsables, por cierto, ya fueron aprendidos y son, curiosamente, integrantes de grupos juveniles asociados a la Mesa de Unidad Democrática, que agrupa a buena parte de la oposición contra Maduro).
            Los enlistados hasta el momento son, apenas, simples botones de muestra; conforme se profundiza en el análisis de la situación actual en Venezuela, los paralelismos entre ésta y anteriores golpes de Estado orquestados contra gobiernos de izquierda en América Latina, no hacen sino crecer. Parte importante de ello, no se dude, es la cobertura mediática.

Los medios internacionales, principalmente los asociados a los intereses de las trasnacionales petroleras y al gobierno de Estados Unidos (como Fox News, CNN Internacional o el Washington Post), han pretendido presentar la situación de violencia como generalizada a lo largo del todo el país, omitiendo mencionar que los conflictos se limitan a sólo unos 18 de los más de 335 municipios federales del país.
            Así mismo, se ha pretendió presentar la actuación de las fuerzas oficiales como las responsables de esta violencia, para ello se enarbola la preocupante cifra de 15 o más muertos asociados a las protestas contra Maduro, Omitiendo mencionar, intencionadamente, que buena parte de ellos no tenían ninguna relación con las protestas más que por proximidad geográfica, y que sus muertes fueron directamente a manos de los opositores o bien por acciones emprendidas por estos (aquí una lista actualizada al 24 de Febrero)...

No, la explicación del conflicto en Venezuela no pasa por “los de abajo yendo contra los de arriba”.
            El breve (y forzosamente incompleto, al tratarse de una situación aún en marcha) repaso hecho en los pasados párrafos, habla mucho más de una conflicto artificial, artificialmente orquestado y artificialmente aumentado, provocado por una élite en contra de un gobierno que disminuye sus privilegios.


Mario Stalin Rodríguez

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