miércoles, octubre 03, 2012

CRÍMENES DE ODIO


Preludio
Palestina, territorios ocupados.
                El muchacho aún sostiene la roca en su mano, no alcanzó a lanzarla cuan la ráfaga de metralla lo alcanzó, cegando su vida. Cayó de espaldas, escupiendo sangre, en su mirada muda se adivinaba su ira contra el invasor.
                Murió, como muchos de sus compatriotas han muerto y el hombre que le veo caer no pudo hacer nada... Como siempre, nunca puede hacer nada, sólo mirar.
                Tal es su maldición desde hace 20 siglos, sólo puede mirar.
                En un principio fue una carga insoportable, pero la larga sucesión de crímenes terminan por insensibilizar a cualquiera y él, de todas formas, nunca fue un ejemplo de empatía hacia el prójimo.
                Ese fue el problema en un principio, su indiferencia hacia el sufrimiento del hijo del carpintero; durante su martirio final, en una caída, le pidió ayuda y él, simplemente, dio paso atrás... Por eso lo condenaron a ser testigo eterno de los crímenes de su pueblo y contra su pueblo.
                Y ahora ve al muchacho tendido en el polvo de la calle, en medio de las ruinas entre las que su gente vive... Por segunda vez en todos estos siglos, siente rabia.
                Escucha a los soldados alejarse, resguardados en la seguridad que les da su tanque, riéndose... El muchacho no era ninguna amenaza para ellos ¿qué peligro podía traerles unas cuantas piedras y palabras iracundas contra el blindaje de última tecnología?.
                El hombre murmura “ממזר” la palabra hebrea para “bastardos” y su voz le suena extraña, en tantos siglos pocas veces ha tenido la oportunidad de hablar. Da la media vuelta... Algún día él dejará de ser testigo, pero no en esta historia.
                Mientras el errante se aleja, entre los escombros que rodean la calle un muchachito se acerca al joven caído, las lágrimas inundan sus ojos; “الأوغاد“, murmura la palabra árabe para “bastardos”... “انتقام” añade la palabra árabe para “venganza”.

Primero
Salió en algún periódico en un pequeño lugar, entre las notas sin importancia; Kabalah, el autoproclamado defensor de la diáspora bonoarense murió asesinado.
Su cadáver fue encontrado desnudo, con una estrella de David marcada en su torso; no hay más detalles. No es que importara, sólo era una anécdota local, una curiosidad más entre las muchas de Buenos Aires; un hombre enfundado en cuero negro que recorría las calles, un camorrista que aprovechaba cualquier mínima oportunidad para provocar a las bandas de neonazis… Un buscapleitos sin importancia.
                Perdido en los callejones de la ciudad, un muchacho árabe se marca el brazo con un cuchillo oxidado; “هو أول” se dice, “es el primero”.

Segundo
-¡Pasen y vean! ¡Admiren a la mujer radioactiva! ¡Maravíllense con el hombre eléctrico! ¡Miren al hombre que puede diagnosticarlos con una sola mirada! ¡Compadezcan al hombre más rápido en la cama! ¡Pasen, pasen al maravilloso mundo de los fenómenos!
                El  presentador, ataviado con lo que en las cortes de Luis XIV habría sido considerado un traje excesivamente elegante, no sobrepasa el metro de estatura. Acomoda su blanca peluca, echa un vistazo disimulado a su espejo de bolsillo, se retoca n poco el pálido maquillaje que cubre su rostro y pone más carmín en sus labios. Vuelve a gritar su cantaleta a las afueras de la carpa.
                -¡Pasen y Vean!...
                Es curioso que nadie repare en que la mujer que paga su entrada trae un enorme martillo colgado del cinto. No un martillo cualquiera; un mazo de batalla vikingo hecho de piedra... Es curioso, pero ni el enano presentador ni el taquillero reparan en él, tampoco la gente que entra junto a ella; tal vez están demasiado absortos en su inusual altura o en la roja cabellera que revolotea libre a sus espaldas... Seguramente los varones se distraen en el generoso escote de su remera o en lo que lascivamente remarca el ajustado pantalón... Tal vez, porque para todo hay gente, algún romántico se perderá en sus infinitos ojos verdes.
                Ella se sienta y observa el espectáculo. No una vez, no dos; en todas las funciones, se sienta, la gente entra y sale, el espectáculo empieza una y otra vez y ella no se mueve de su lugar... Espera.

Tercero
-Kabalah ha muerto.
                Los fenómenos se miran entre sí desconcertados. En otra realidad serían héroes salvadores del mundo, aquí sólo fenómenos de circo, hacinados en una mugrienta carpa de feria en Nueva York.
                El rubio y la pelirroja suspiran al unisono... Sabían que sería difícil, Simón les advirtió, pero tenían que ser ellos, los únicos sin contraparte en esta realidad...
                -¡Kabalah ha muerto!- Grita la mujer frustrada y su manotazo rompe la frágil mesa de madera. “Bueno”, piensa, “al menos así prestan atención”.
                El rubio carraspea, saca un pañuelo de su bolsillo y con él limpia la silla para sentarse, sonríe y parecería que el propio sol asomara a través de sus labios.
                -Permítanme explicarles...

Cuarto
Variety dio la noticia; Arthur Thompson, antigua luminaria de Broadway caída en desgracia, fue encontrado muerto en la piscina del motel que era su residencia. Las primeras especulaciones apuntaban a un accidente alcohólico, pero el toxicológico demostró que no había residuos etílicos en su sangre.
                En un cuarto del mismo establecimiento, con sólo una vela para iluminarlo, el muchacho marca su brazo con el cuchillo oxidado; “هما “ murmura, “van dos”.

Mario Stalin Rodríguez
(sobre personajes creados por Alejandro Golan)


Algunos recordarán que hace ya varias semanas lance, en el twitter y el librocara, una convocatoria para que se me prospusieran temas para posibles relatos e ilustraciones... Los primeros de ellos pudieron ser leídos ya en estos bites, el último tema, que no fue tal, sino una lista de cosa a incluir, fue el propuesto por Alejandro Golan, el otrora Jardinero del Kaos... A quien, por cierto, mucho antes había ofrecido escribir una historia muy específica sobre sus personajes...
Pues bien, tratando de matar dos pájaros de un tiro, esta es la historia que NO escribió Alan Moore sobre la Legión del Kaos y continuará (con más y mejores ilustraciones, lo prometo) si el creador de los protagonistas así lo pide...
Pero no la próxima semana, porque la próxima semana toca saldar una deuda con mi hermana..
Y, mientras tanto, ¿le he comentado ya que soy subculturista?

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4 Comments:

Blogger LA CASA ENCENDIDA said...

¿Subculturista? Si, eres distinto o especial, además de un genio eso es indiscutible, jejeje.

Alguno de estos relatos me han erizado el vello, porque ¡son tan reales!!

Besicos muchos.

1:09 p.m.  
Blogger Jardinero del Kaos said...

uy Bueno, usted es el Moore latinoamericano!
Me asombra por todos los climas que paso la narración, imágenes sórdidas que me encantaron y como no, se le dan todas las licencias para que siga por este buen camino que ha elegido
un abrazo enorme!

5:30 p.m.  
Blogger Matías B. Bazán said...

Muy bueno!

Saludos!!

12:34 p.m.  
Blogger oenlao said...

Muy bien

5:22 a.m.  

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