Recuerdos (2 de 4)
(1950 - 2011)
Tras el abandono (de mi padre) durante mis primeros cinco o seis años, mi madre trataba de sostenernos a mí y mi hermano Sergio cuatro años mayor que yo y mantenerse independiente. La recuerdo siempre seria y triste, fue vendiendo poco a poco todo lo de valor que poseíamos: la estufa, el tocador, el ropero, herramientas y una cama matrimonial. Trabajaba mucho, cuidando enfermos largas jornadas, la mayoría de las veces nocturnas “las veladas” se las conseguía su comadre Celia que era enfermera titulada del IMSS, cuando mamá volvía a casa, solía comentarnos algunos pormenores de su labor, cuidó durante meses a un señor rico que padecía cáncer (de ahí solía traernos cosas de comida fina un poco extrañas). Después ´velaba´ una señora que había sufrido quemaduras en todo el cuerpo y sólo podía dormir en hamaca. Mi madre descansaba muy poco ya que durante el día aplicaba inyecciones y cosía a máquina. Unos meses entró a una fábrica de guantes de uso industrial en la que le pagaban a destajo, muy poco por pieza. Posteriormente entro a trabajar con los Gutiérrez un matrimonio de situación acomodada con varios hijos, a dos de los cuales la poliomielitis les dejó secuelas: Odilón tenia afectadas sus piernas usaba aparatos para sostenerse en pie y caminar y Jaimito casi no movía uno de sus bracitos, mi mamá los cuidaba, les hacía masajes y ejercicios indicados por el médico. El papá de ellos, el Sr. Gutiérrez tenía una vulcanizadora de llantas y le obsequiaba a mi madre unas tiras de plástico trasparente que ella y Mamita limpiaban con petróleo y las usaban (en lugar de tul) para elaborar crinolinas con vieses, listones y cascabeles, después las llevaban a vender a San Juan de los lagos.
Nota (no tan) importante
Estos recuerdos, escritos por mi madre poco antes de su inesperado fallecimiento, contonuarán dentro de dos semanas. La próxima, estos bites retoman otro asunto que habían dejado pendiente...
Etiquetas: in memorian, tratado sobre la necedad