miércoles, agosto 01, 2007

Correo Mundano (01)

Monstrua:
Estas líneas, obviamente, hablan de la felicidad; no el listado de mis optimistas lugares comunes, sinceros, sí; pero poco originales. Tu ya sabes, poner en letras grandes (y rojas, por supuesto) la frase repetida en estas y otras fechas, independientemente de las creencias (o falta de ellas) de cada quien:
SE FELIZ
Queda escrito, deseo sincero, sí y poco original, también. Te deseo feliz , Monstrua, eso es obvio; porque te deseo feliz a la menor provocación y por las razones adecuadas. A veces, bueno; casi siempre (o, mejor dicho, todo el tiempo) la oración anterior se resume en siete letras de sí misma.
Pero me desvío (no es raro en mi, lo sabes) y hablo de la tangente. Te decía que la frase es cierta, pero insignificante, apenas anecdótica; mero pretexto para estas líneas y sin nada que ver con su contenido.
La felicidad, Monstrua, al menos la que vale la pena, no es una imposición semántica ni, mucho menos, el deseo que se declara solamente como parte del ritual. La felicidad, la que vale la pena, no es el final de una historia que se vive para siempre. La felicidad, la que vale la pena, no es epílogo, sino gerundio.
Me explico (lo sé, lo sabes, no es algo que haga bien). La felicidad es dialéctica, se define por oposición y no puede (no debe) ser entendida sin su contrario. Somos felices en la justa medida en que somos capaces de entristecernos, enojarnos, indignarnos... Es decir; somos felices en la justa medida en que somos humanos.
La felicidad, en esta lógica (que de ilógica tiene mucho), no es resultado, sino construcción. Queda escrito, en la justa medida en que somos capaces de enojarnos, entristecernos e indignarnos, deberíamos ser capaces de darnos cuenta de las razones y sinrazones de nuestros estadios y actuar en consecuencia, es decir; contra ellas (léase aquí, contra ellos).
Es decir; estamos, siempre, construyendo nuestra felicidad... Así, en gerundio. La felicidad, la que vale la pena, tiene mucho que ver con la esperanza y se construye de ausencias y presencias; de pasado y, sobre todo, de futuro. Al menos en mi caso, tiene todo que ver con la esperanza que se escribe en cinco letras.

Pero me desvío, de nuevo, y hablo, como siempre, de la tangente. Queda escrito, la felicidad tiene mucho que ver con la esperanza y se construye de ausencias y presencias; de pasado y, sobre todo, de futuro. Porque la felicidad, la que vale la pena, es el proceso en el que nos cambiamos y somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.
La felicidad, Monstrua, la que vale la pena, es cambio. Lo otro, aquello de “aceptar lo que tengo y lo que no puedo cambiar” no es felicidad, es sólo otro nombre para el conformismo.
La felicidad, entonces, es compleja... Pero también es las cosas sencillas, el reflejo del sol en tu cabello, mi reflejo en tus ojos, tu sonrisa, la música que en tu risa habita; las constelaciones de tu cuerpo... La felicidad, entonces, es compleja, pero también es las cosas sencillas... Y nada hay más complejo que las cosas sencillas.
Pero me desvío, como siempre y hablo, de nuevo, de la tangente. La felicidad, escribía, tiene mucho que ver con la esperanza. Y nadie tiene derecho a quitarnos la esperanza y a llamarnos al conformismo y la seguridad. Quien lo hace nos borra, nos aprisiona, nos elimina. Nadie puede quitarnos la esperanza, como nadie tiene derecho a secarnos las lágrimas necesarias.

Pero me desvío (suelo hacerlo, lo sé) y hablo de la tangente (suelo hacerlo, lo sabes). Lo que estos párrafos tratan de decir (y no logran) es que no somos felices para siempre, sino cuando podemos y que es esa, justamente, la única manera en que vale la pena ser felices.
Te deseo felicidad, Monstrua, y a veces, bueno; casi siempre (que es decir, todo el tiempo), la frase se resume en siete letras de sí misma.

Abrazos (por que la felicidad, al menos en mi caso, se construye soñándola juntos) y mis mejores y más perversos deseos (que, lo sabes, no siempre son tan distintos).

Mario Stalin Rodríguez
Necio Hutopo

P.D. Luctuosa...
In memorian Bergman y Antonioni... Con su muerte el cine pierde dos de sus realizadores más incomprendidos... Y eso, siempre, es una lástima.

Etiquetas:

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

es Ud muy curioso, Sr. Hutopo.


fdo.

Experimento 626

6:38 a.m.  
Blogger Necio Hutopo said...

Curioso? Pero si soy la mar de simple... Creo haberlo escrito ya, nada hay más complicado, que las cosas simples...

10:38 p.m.  
Blogger LA CASA ENCENDIDA said...

La felicidad es aprovechar el momento, ese que resulta de la esperanza tan anhelada o esa que llega sin avisar. La describí en su día: 28 de junio en mi blog, "PARA TI QUE SABES APRECIAR ESOS BUENOS MOMENTOS", vendrán más, muchos más, pero son cosas tan sumamente sencillas, que a veces las dejamos escapar, por "NECIOS" y ahora creo utilizar adecuadamente la palabra, señor Mario, (me encanta su nombre, mi hija se llama María).
Muy bonita esta nueva misiva.
Besillos. Nani.

3:13 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Se puede aceptar lo que se tiene y no ser conformista y ser feliz. Por ejemplo: vivo de alquiler, me gustaría poder lograr comprar una casa, lucho por ello pero si no lo consigo no me sentiré infeliz, ni me siento infeliz en este momento por no tenerlo.

A eso me refiero yo cuando hablo de no esperar a ser feliz cuando... tenga o sea o haga tal o cual cosa. La felicidad, como bien dices es gerundio y se construye día a día, con cosas pequeñas y grandes.

Besos

2:12 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

8:06 p.m.  
Blogger Necio Hutopo said...

Todo mensaje spam será borrado, sino inmediatamente, al menos sí cuando me de cuenta de su existencia...

11:25 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home